miércoles, 30 de noviembre de 2011

SICAV en España



En España, una SICAV es un instrumento financiero que permite invertir dinero y diferir el pago anual de impuestos a través de la creación de una Sociedad Anónima cuyo objeto social es invertir en activos financieros. Mediante este instrumento los accionistas de la Sicav tributan por las plusvalías una vez materialicen estas, repartiendo dividendos o vendiendo las acciones de la SICAV con plusvalías al tipo establecido para las rentas de capital en España. Gozan con una tributación (en 2011) del 1%. Actualmente este instrumento de inversión es uno de los más utilizados por personas con grandes capitales. En 2009, las tres sicavs mayores de España son las de Alicia Koplowitz, la familia del Pino, y Rosalía Mera.

Las SICAV son herramientas legales que las grandes fortunas tienen para evadir impuestos, que llegan a las 100 personas necesarias gracias a individuos que sólo aportan su nombre a la sociedad (conocidos como socios de paja o mariachis). A menudo éstos están muy relacionados con el inversor que aporta la mayor parte del capital (lazos de subordinación, familiares...).  Desde este punto de vista, la SICAV dejaría de funcionar como instrumento colectivo para convertirse en una forma de gestión de un patrimonio individual. Esta crítica está apoyada por una parte de los inspectores de Hacienda.

Es también criticado el escaso poder que tiene la Agencia Tributaria para investigar posibles fraudes, supeditado siempre al consentimiento de la CNMV. La normativa que así lo dicta es una enmienda presentada por CiU y apoyada por todos los grupos parlamentarios excepto IU, fue aprobada el 30 de julio de 2005, tras un periodo en el que Hacienda estuvo especialmente activa en la investigación de irregularidades en estas sociedades. La nueva ley fue criticada tanto por Hacienda como por IU, quienes consideraban que concedía, en la práctica "inmunidad fiscal con carácter retroactivo" a las SICAV.

“El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad”. Albert Einstein

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