Algunos
analistas piensan que esta grave crisis es consecuencia de múltiples errores
que se cometieron a la hora de crear la unión monetaria. En concreto sostienen
que no se puede crear una unión
monetaria sin que antes se produzca una unión fiscal y también
política. Y advierten que una unión monetaria sólo es económicamente factible
en el caso de que los países miembros de la misma constituyan un área económica
homogénea. Observan que se ha puesto de manifiesto la existencia de dos grupos
de países claramente diferenciados, advierten de la progresiva ralentización
del crecimiento económico de la Eurozona y critican los letales perjuicios que
está ocasionando la política monetaria expansiva impuesta, principalmente desde
el año 2001, por el Banco Central Europeo (BCE).
El euro se creó antes de que
se hiciera una unión fiscal y política entre los países que adoptaron la moneda
única europea. Con lo cual, según los citados analistas, el euro carece de
futuro por no haberse impuesto una disciplina de homogeneización fiscal entre
los países miembros que hubiese permitido alcanzar la austeridad en el gasto
público con presupuestos equilibrados y bajo endeudamiento soberano.
Las
diferencias entre los países periféricos y el núcleo duro de la UE en vez de disminuir,
aumentaron. Las divergencias económicas
entre países como Grecia, Irlanda, España y Portugal y países como Alemania
o Francia
haría inviable el proyecto de la moneda única y la salida de ella por parte de
los países periféricos. Estos economistas creen que la zona euro
desde su creación no era una zona monetaria óptima,
defienden que el Pacto de estabilidad y crecimiento
no se aplicó con la suficiente firmeza ( Alemania desde el principio incumplió
los criterios para mantenerse en la zona euro ). Además Grecia mintió
para entrar en la eurozona con lo que en realidad no estaba preparada para su
ingreso en la unión monetaria. Cuando Yorgos
Papandreu ganó las elecciones desveló un déficit
del 12,7 % del PIB
en detrimento del 3% anunciado por el anterior gobierno; además anunció una Deuda pública
del 120% del PIB. Ante la baja sostenibilidad de la deuda, Grecia podría
declarar el default
y abandonar el Euro
para así poder devaluar el dracma,
ganar competitividad y reducir la deuda. Esta idea está inspirada en el Corralito
que se decretó en 2001.
Esto conllevaría un bloqueo de depósitos para evitar la fuga de
capitales hacia otros países más seguros, la conversión de todas las
cuentas bancarias a la nueva moneda, y su devaluación. La idea, según estos economistas
es que se produzca un ajuste brutal, rápido, pero de este modo se evitaría
entrar en una depresión económica prolongada y al igual que
en Argentina
volver a crecer en poco tiempo de manera muy rápida. Tras la salida de Grecia otros
países periféricos se podrían ver tentados de volver a sus monedas propias, lo
que generaría una Europa
de dos velocidades formada por:
El
núcleo duro:
Formado por Alemania,
Francia
y países con rasgos económicos comunes, usan el Euro, política
fiscal muy disciplinada y buen crecimiento económico.
Países
periféricos:
Formado por países del sur de Europa, se caracterizan por tener un déficit
y una deuda
elevada, tienen un alto nivel de desempleo,
baja competitividad ( resuelta mediante devaluaciones
), crecimiento económico débil y moneda
propia cada país (francos, liras
y pesetas
que son devaluadas en caso de crisis).
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